La experiencia de los procesos de paz en el mundo demuestra que una vez firmados los acuerdos entre las partes enfrentadas, la violencia se mantiene durante años. El posacuerdo suele traer inseguridad para las comunidades, los territorios y las personas, pues la amenaza de surgimiento de nuevas expresiones armadas está latente una vez se termina la guerra. El antídoto contra estos riesgos es la recuperación de la gobernabilidad democrática, la aplicación a fondo de las reformas pactadas y el convertir la reconciliación en una realidad.
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