Documentación
Acta de conformación (español)
El accionar de las mujeres colombianas en contra de la guerra y en favor de la paz ha sido amplio y diverso. Abarca creativas manifestaciones y propuestas que van desde las expresiones en contra de la guerra, la exigencia del diálogo político para la negociación del conflicto armado, las marchas por la vida, las denuncias en el ámbito nacional e internacional de las violaciones a los derechos humanos de la mujeres y el impacto del conflicto armado en sus vidas, hasta la construcción de espacios de diálogo y concertación entre las organizaciones de mujeres y la elaboración de propuestas para la paz. Esto se ha realizado desarrollando una múltiple y variada presencia social y política en lo nacional y regional desde lo simbólico, lo lúdico, lo vindicativo y lo organizativo.
Las mujeres nos hemos tomado la calle para exigir, para protestar, para hacer frente al terror y al miedo a través de los cuales se busca acallar nuestras voces. Hoy, más que nunca, tenemos que continuar haciéndolo porque todos y todas nos merecemos una vida diferente, y porque deseamos tener un presente libre de violencias y de guerras públicas y privadas. Tomarnos la calle, exigir, protestar es una forma de proteger el derecho a la rebeldía y de hacer visible las resistencias a la guerra, el militarismo y el armamentismo.
Hemos afirmado sin vacilaciones que no habrá paz mientras todas las personas no puedan expresar y llevar a cabo sus aspiraciones en un mundo justo, libre e igualitario. No puede haber paz mientras se oprima y se impida el desarrollo pleno de algo más de la mitad de la humanidad; las mujeres. Desde las páginas de los diarios privados hasta los grandes diarios y las redes sociales decimos con la fuerza interior que día a día crece en nosotras: ¡Terminemos la guerra construyamos la paz!
Para las mujeres colombianas el conflicto armado es una realidad cotidiana, expresión de tiempo y espacio vivido día a día. No es un evento o suceso, es más bien, la condición misma de sus vidas, desde hace seis décadas. Sus narraciones como sujetos que resisten, proponen, exigen y se movilizan y como víctimas de ex compañeros o compañeros afectivos, de paramilitares, de la fuerza pública y de la insurgencia, han permitido conocer de las múltiples interconexiones de sus entornos y dar sentido político a sus experiencias, individuales y colectivas. Y hoy como sujetos políticos deliberantes, con voces y rostros concretos, las mujeres decimos SI al proceso de diálogo entre el gobierno y la insurgencia para poner fin al conflicto armado y caminar hacia la paz con justicia social. Recogemos el legado histórico de las mujeres que han vindicado el derecho a la paz y el diálogo como el único instrumento político y ético para la tramitación de los conflictos públicos y privados.
Las mujeres hemos asumido sin vacilaciones la exigencia del diálogo político para dar fin al conflicto armado. Es lo menos que se les debe a las víctimas inocentes de esta inmoral guerra. Planteamos, como condición indispensable, que los actores no se paren de la mesa de negociación aun en medio de las balas. Este es el momento definitivo para iniciar un proceso que abra espacios para la construcción de la paz con justicia social. Se debe impulsar un proceso de paz que implique, en primer lugar, el fin de la confrontación armada. Tiene que haber cese de las violencias, pero también tiene que haber verdad, justicia, reparación transformadora y no repetición, porque la paz no puede asentarse en la impunidad.
Las organizaciones de mujeres, las mujeres de organizaciones mixtas y las mujeres sin pertinencia organizativa firmantes de este documento, reafirmamos nuestro compromiso en la construcción de la paz, y en ejercicio de nuestra autonomía y responsabilidad política, hemos decidido conformar el espacio “Mujeres por la paz”.
Este espacio común, este común espacio de vindicaciones, es histórico. Proviene del pasado se alimenta del presente y se proyecta como necesidad y esperanza hacia tiempos por venir. Porfiadamente los espacios de mujeres hemos sobrevivido, aunque hayan sido varias veces lastimados o rotos por los mismos intereses que subrayan nuestras diferencias para ocultar nuestras comunes rebeldías y exigencias.
Mujeres por la Paz, un espacio amplio y diverso, que tiene en común el compromiso en la construcción de la paz y arropar, proteger y acompañar el proceso de diálogo por la paz, exigimos que el gobierno y la insurgencia lleven hasta el final el acuerdo que han asumido y no se levanten de la mesa de negociación hasta cuando hayan firmado el compromiso de poner fin al conflicto armado y construir la paz.
Nuestros propósitos
- Continuar tejiendo acciones que contribuyan al logro de la paz con justicia social.
- Ganar una voz y legitimada como actoras e interlocutoras políticas en el proceso de diálogo para terminar el conflicto y de construcción de la paz.
- Contribuir a elevar el nivel de argumentación de las mujeres en temas como marco jurídico para la paz y justicia transicional.
- Realizar control político a la agenda pactada entre la insurgencia y el gobierno para que se incluyan los intereses y necesidades de las mujeres.
- Diseñar e implementar mecanismos para fortalecer y/o construir alianzas estratégicas con sectores sociales y políticos.
- Elaborar y fortalecer las agendas de las mujeres para incidir en la agenda general pactada entre el gobierno y la insurgencia.
- Ampliar y fortalecer Mujeres por la paz en el ámbito nacional y regional.
Bogotá D.C octubre de 2012
Acta de Conformación (Inglés)
Women for Peace
The work of Colombian women protesting war and seeking peace has been far-reaching and diverse. It has encompassed creative demonstrations and proposals in various forms: protests against war; demands for a political dialogue negotiating the armed conflict; demonstrations celebrating life; national and international denunciations of violations of women’s rights and of the impact of the armed conflict on women’s lives; the creation of spaces for dialogue and debate among women’s organizations; and the development of proposals for the construction of peace. This work has resulted in the creation of a far-reaching and varied social and political presence both nationally and regionally at symbolic, ludic, combative and organizational levels.
We women have taken to the streets in order to make demands, to protest, and to combat the terror and fear of those who try to silence us. Today more than ever we must continue to do this because each one of us deserves a different life, because we long to exist in a present that is free of violence and of private and public wars. We are taking to the streets to demand and to protest, this is a form of protecting our right to defiance and making visible our opposition to war, militarism and firearms.
We state without hesitation that there cannot be peace until everyone can express and carry out their hopes for a just, free and equal society. There cannot be peace while free flourishing of little more than half the human population, women, is stifled. In the pages of private diaries, large newspapers and social networks, we say with a deep conviction that grows daily within us: “Let us end the war and build peace!”
For the women of Colombia the armed conflict is a daily reality, an expression of time and space lived on a daily basis. It is not an event or incident, rather, it has been the condition of these women’s lives for six decades. Their stories are of subjects who resist, react, demand and mobilize, of victims who suffer by former or present partners, paramilitaries or the security forces of the insurgency. These stories shed light on the multiple interconnectivities of their surroundings and they give political meaning to their individual and collective experiences.
Today, as decision-making political subjects, with determined voices and faces, women say YES to the dialogue process between the government and the insurgents to put an end to the armed conflict and build a path towards peace and social justice. We recognize the historic legacy of women who have vindicated the right to peace and dialogue as the only political and ethical tool to resolve public and private conflicts.
Women have stressed without hesitation the need for political dialogue to put an end to the armed conflict. This is the least that is owed to the innocent victims of this immoral war. We claim it is essential that the relevant actors do not leave the negotiating table even if things become difficult. This is a key moment to initiate a process that creates spaces for building peace with social justice. This peace process must first and foremost signify the end of the armed conflict. There must be an end to the violence but there must also be truth, justice, transformative reparation and an avoidance of past mistakes; truth cannot exist with impunity.
The signatories of this document, from women’s organizations, organizations of mixed-race women and independent actors, all reaffirm our commitment to building peace. In recognition of our political autonomy and responsibility we have decided to create the space: “WOMEN FOR PEACE.”
This shared space, this space of communal vindication is historic, it is inspired by the past, it is nurtured by the present and it will remain as a necessity and hope in times to come. Women’s spaces have stubbornly survived, although they have been damaged or broken many times, due to our shared interests.
WOMEN FOR PEACE is an open and diverse space where we share the determination to build peace and to clothe, protect and guard these peace dialogues, so that the actors involved carry out to the end that which they have undertaken, so that they do not get up from the negotiating table without signing a commitment to put an end to the armed conflict and construct peace.
Our proposals:
- To continue to carry out actions that contribute to the achievement of peace.
- To gain a voice and legitimacy as political actors and spokespersons in the peace negotiations and peace process.
- To help elevate the level of dialogue among women on subjects such as legal frameworks for peace and transitional justice.
- To assert political influence over the agenda agreed upon by the government and insurgents so that it includes the interests and needs of women.
- To design and implement mechanisms to strengthen and/or construct strategic alliances with social and political sectors.
- To elaborate and strengthen the women’s agenda in order to influence the general agenda agreed upon by the government and the insurgency.
- To develop and strengthen WOMEN FOR PEACE in the national and regional spheres.